KOHLHAAS
ENTREVISTA A Riccardo Rigamonti
El pasado sábado 15 de septiembre acudí a los Teatros Luchana para presenciar el estreno de la segunda temporada de Kohlhaas en la cartelera madrileña. Este espectáculo es un clásico italiano estrenado en 1989 por Marco Baliani. En España, la función está dirigida por María Gómez e interpretada por el actor italiano Riccardo Rigamonti.
Era la tercera vez que acudía a ver la obra. Al entrar a la sala nos recibía una música regia. En el escenario, solamente una silla, también regia. Nos quedamos a oscuras en el patio de butacas para recibir al actor, que se sentó diligentemente y comenzó a narrar, sin más preámbulo. Parecía que viese lo que contaba justo delante de sus ojos. Serio, firme, bien plantado en la silla, acompañando el relato con una gestualidad precisa, ni más ni menos que la que la historia requería.
La puesta en escena: Una silla, un hombre, y luz que acompaña con acierto cada uno de los giros de la historia. Esta iluminación sencilla, diseñada por Magdalena Broto, es todo lo que necesitó el actor para proyectar lo que deseaba, invadiendo la imaginación del público como si se tratase de una pantalla.
Rigamonti encarnó con una fluidez destacable tanto al narrador, como al protagonista, como al resto de personajes secundarios. Se introdujo en su piel y los representó con todo lujo de detalles: su cuerpo, su voz, sus emociones…Transitó entre lo narrativo y lo teatral sin sobresalto por parte del público. Durante la representación, el silencio solo se rompía por el eco de alguna sonrisa cómplice entre el patio de butacas. Ricardo sabe mantener la tensión magníficamente, acelerando, frenando o pausando, con absoluto dominio del ritmo.
La historia que durante una hora y cuarto narra el actor desde el escenario, sin levantarse de la silla, es una recreación de la vida de Michael Kohlhaas , personaje histórico del siglo XVI que un día es vejado por un noble. En su búsqueda de justicia, Kohlhaas llegará hasta las últimas consecuencias. Se trata de un personaje épico que inspiró a numerosos artistas entre ellos a Heinrich von Kleist, autor de la novela romántica en la que se basaron Marco Baliani y Remo Rostagno para hacer esta adaptación teatral, dando lugar a un texto espléndido, sencillo en su estructura para que el espectador pueda comprenderlo al ser narrado, pero lleno de acción, reflexión y poesía.
La identificación con el protagonista está servida. ¿Quién no ha sido alguna vez objeto de una injusticia, de un daño profundo? ¿Quién no se ha debatido alguna vez entre el perdón y la sed de justicia? Al igual que estas preguntas retóricas, otra recorre el texto: “¿Existe la Ley o no?”
A pesar de su aparente sencillez, Kohlhaas es Arte con mayúsculas. La calidad del texto y del intérprete consigue tocar el alma del público, que la disfruta como una experiencia transformadora.
El Teatro de Narración es un movimiento con tres décadas de éxito de público y crítica en Italia. Parece que comienza a despuntar en España.
Descubrí a Ricardo Rigamonti gracias a la actriz y narradora Alicia Mohino. Era de alguna manera el trabajo de investigación que yo venía realizando, hacia donde miraba mi inquietud artística.
Son las seis y media de la tarde de un martes y Rigamonti me ha citado en un parque en Puerta de Toledo para contestar a mis preguntas mientras su hijo pequeño juega. Riccardo es un hombre que desprende seguridad y amabilidad por partes iguales. De piel morena, sus grandes ojos azules me roban toda la atención. Después de saludarnos y de las presentaciones pertinentes, comienza la conversación.
AMOR PRIOR.- ¿Cómo empezó tu pasión por el teatro?
RICCARDO RIGAMONTI.- Empecé a hacer teatro a los dieciséis años en un taller, en el instituto. Recuerdo que era el único de ciencias del grupo. Tuve suerte, porque la compañía que llevaba el taller era muy buena, escribían un texto expresamente para nosotros, y después teníamos la oportunidad de girar por diferentes festivales de teatro escolar.
A.- ¿Cómo llegaste a España?
R.- Vine para rodar un programa de televisión italiano, pero enseguida me integré en el tejido teatral de la ciudad.
A.- ¿En Italia, como fue tu primer contacto con el Teatro de Narración?
R.- Fue a los veintiún años, mientras estudiaba la carrera de teatro y cine en la universidad. Un profesor nos puso una grabación de Kohlhaas y quedé fascinado. Cuando regresé a casa hice un pase para mis padres y para mi hermana, según lo recordaba. Desde ese momento soñaba con hacer esa función, pero no podía, porque Marco Baliani, autor de la adaptación teatral e intérprete, todavía sigue representándola en Italia. Cuando me mudé a España comencé a pensar en la posibilidad de traducirla.
A.- ¿Y tuviste la oportunidad de ver en Italia otros espectáculos de Teatro de Narración?
R.- Sí, vi a Marco Paulini, que empezó la corriente del Teatro Civil, en la que a través de una investigación periodística se presenta un hecho de la actualidad política y social. Y también vi a varios narradores de la segunda generación. El Teatro de Narración es muy diverso, porque cada narrador tiene su estilo.
A.- El Teatro de Narración italiano es muy social, muy civil, pero ¿conoces algunas obras que vayan más de lo individual a lo social?
R.- Baliani se basa más en grandes historias literarias. En el Teatro Civil son hechos que todo el mundo conoce. Quizás Celestini usa más historias de personas comunes, pero tienen como marco un acontecimiento histórico importante.
A.- ¿Por qué crees que es tan importante el dialecto en el Teatro de Narración?
R.- El dialecto te hace único, el dialecto es más que tú mismo, el dialecto habla de quién eres y de dónde vienes, aporta personalidad y autenticidad.
A.- ¿Se podrían definir los distintos estilos de narración dentro del Teatro de Narración?
R.- Es muy difícil, porque cada narrador tiene su propio estilo. El narrador y el actor se funden en escena, con lo cual sale la voz personal del actor. Aunque no es sólo cómo cuentas, sino lo que cuentas. Es decir, también forma parte de tu estilo el tipo de historias que cuentas.
A.- ¿Por qué crees que es un movimiento tan importante, que ha tenido tanto éxito?
R.- A finales de los años ochenta, el estado dio toda la ayuda económica a los grandes teatros, por lo que las compañías medianas o pequeñas no podían montar nada que tuvieran varios actores en el reparto, o una escenografía o vestuario costosos. Con lo cual, Marco Baliani montó este Kohlhaas apoyándose sólo en una buena historia y una silla. Y tuvo un gran éxito. Todos estos factores hicieron que otros actores comenzaran a crear lo que posteriormente se llamó el Teatro de Narración.
A.- ¿Has visto en España algo parecido al teatro de narración?
R.- Lo único que he visto ha sido a El brujo, a Rafael Álvarez, que viene más de la tradición del juglar como Dario Fo, por hacer un paralelismo con Italia.
A.- ¿Qué diferencia ves tú entre el Teatro de Narración italiano y la narración oral en España?
R.- Por lo que he visto, parece que en España no se ha descubierto que la narración puede subir a los escenarios del teatro, pero que para hacerlo se deben unir las herramientas de una y otra disciplina, es necesario llevar a cabo un trabajo de dramaturgia y de interpretación que requiere tiempo, y que está más ligado al teatro que a la narración pura.
A.- ¿Y la dirección, en este caso hecha por María Gómez, crees que es importante? ¿Qué le aportó a tu trabajo?
R.- Yo creo que es fundamental tener una mirada externa, para constatar si lo que estás tratando de comunicar está funcionando. María ha sido muy paciente y muy minuciosa. Me ayudó a deshacerme de la versión de Baliani -que yo conocía a la perfección- y a trabajar desde la sutileza.
A.- ¿Es más fácil hacer teatro en Italia que en España?
R.- Creo que es más fácil hacer teatro en España, al menos cierto tipo de teatro. El circuito madrileño off me ha dado la oportunidad de representar Kohlhaas ; no creo que algo así hubiera sido posible en Milán, que vendría a ser el centro cultural de Italia, ya que es muy difícil entrar en el circuito teatral, a menos que seas una compañía muy consolidada, y no existe alternativa.
Me despido de Ricardo y, mientras camino, voy recordando de qué modo se iluminaron sus expresivos ojos durante la entrevista, desde que mencioné el Teatro de Narración.