ENTREVISTA A

Guillem Clua

¿Tras realizar una crónica inducida por la opinión de dos enviados especiales, traducida la experiencia vivida por estos dos actores invidentes y sus perros guía, reinterpretada espero que con acierto, me decidí a entrevistar a uno de los autores de la obra, Guillem Clua, que estaba disponible en esas fechas.

MJ.- Formas parte del elenco de dramaturgos que han escrito para La Joven. Es la tercera pieza que escribes para esta compañía. ¿Qué propició tu colaboración, cómo surgió vuestro primer proyecto común?
G.- El primer proyecto de la compañía fue Invasión y surgió tras la colaboración con el director José Luis Arellano con mi obra La piel en llamas, que estrenamos en el CDN en 2012. Nos entendimos muy bien en ese proyecto y enseguida me propuso que escribiera un texto inédito para lo que acabaría siendo LJC.

MJ.- Has escrito el texto de Barro a la limón con Nando López. ¿Podrías describirnos el proceso de trabajar en un texto junto a otro dramaturgo?
G.- Era la primera vez que trabajaba a cuatro manos un texto teatral y ha sido una gran experiencia. Estoy acostumbrado a trabajar en equipo en TV pero nunca antes lo había hecho en teatro, pero con Nando ha sido muy fácil y fructífero, no solo por su enorme talento y generosidad, sino porque tenemos maneras muy similares de entender la escritura teatral. Siempre digo que lo mejor de ese proceso ha sido, a parte del resultado artístico, el hecho de haber ganado un amigo.

MJ.- El subtítulo de la obra hace referencia a las ruinas de Europa. ¿Qué es Europa? ¿Qué condicionantes crees que impulsaron en su momento la idea de Europa? Dado el panorama actual, ¿consideras que el proyecto europeo tiene futuro?
G.- Precisamente esta obra nos ha servido para plantearnos esas preguntas, pero no tenemos las respuestas. Sí es cierto que Europa vive una crisis muy profunda en su identidad, su proyecto de futuro y su lugar en el mundo. De ahí que surjan de nuevo nacionalismos y autoritarismos que creíamos erradicados. Para respondernos a las preguntas sobre lo que es y será esa idea de Europa que se está desmoronando, hemos decidido mirar hacia atrás y reflexionar sobre el camino recorrido. Por eso en la primera obra de la tetralogía vamos a 1914, a una guerra que redefinió el continente para siempre. Solo mirando atrás entenderemos lo que nos puede deparar el futuro.

MJ.- ¿Qué conexiones adviertes entre las luchas sociales del pasado, de la época a la que se refiere la tetralogía de Mapa de las ruinas de Europa, y las luchas sociales en la actualidad? ¿Crees que deberían acometerse otras reivindicaciones activas que no se estén llevando a cabo?
G.- De nuevo, aprender sobre el pasado es la clave. A menudo nos quieren vender que las luchas ideológicas ya no tienen sentido o que las revoluciones no conducen a nada. No estoy de acuerdo. No creo que haya que salir a tomar el Palacio de Invierno ni optar por la violencia, pero sí es cierto que las reivindicaciones tienen que vehicularse a través de una lucha social por el bien común. Si nos dormimos en este sentido, podemos ir hacia atrás en muchos ámbitos y cuestionar derechos ya adquiridos, como está ocurriendo ya de hecho con el auge de partidos de extrema derecha.

MJ.- ¿Consideras que el arte debe tener una dimensión política? ¿Hasta qué punto y en qué sentido?
G.- Toda expresión artística tiene un posicionamiento moral y político aunque su autor no quiera. Así, no es que el arte DEBA ser político, es que ya lo es por definición. Toda comunicación pública de una idea tiene consecuencias en un grupo amplio de personas. Para mí eso ya es un acto político. Lo que comuniques con ello ya es otro tema.

MJ.- No sé si sabes que Actuantes envió a dos personas invidentes a presenciar la función, con la intención de que colaborasen con la revista. Nos enviaron un informe sobre su experiencia esa tarde. ¿Se suele tener en cuenta la diversidad del público a la hora de montar un espectáculo?
G.- En general creo que no suele tenerse en cuenta la diversidad del público en ese sentido durante el proceso creativo, pero creo que debería haber muchas iniciativas para hacer accesible el teatro a personas invidentes o con problemas de audición de manera habitual, especialmente en teatros públicos.

MJ.- ¿Cuál ha sido tu trayectoria como dramaturgo en lo que se refiere al aspecto formal de tu obra?
G.- Mi obra siempre ha sido muy ecléctica, he escrito dramas, comedias, musicales, dramaturgias para danza… es decir que me cuesta establecer una evolución objetiva de mi estilo. Mi tendencia siempre ha sido más hacia lo naturalista y hacia la trama argumental, eso sí, supongo que por influencia de mi trabajo en TV y cine, pero eso está cambiando. Actualmente me interesa mucho el terreno de la auto-ficción.

MJ.- Tus textos han sido traducidos a varios idiomas y se han representado en otros países. En estos momentos, ¿hay alguna de tus obras que está en cartel fuera de España?
G.- Sí, La Golondrina está en cartel en Atenas, Montevideo y girando por Italia. La piel en llamas, en Argentina.

MJ.- Y, en España, ¿qué textos tuyos se están representando en estos momentos?
G.- La Golondrina, con Carmen Maura y Félix Gómez, está girando por España y llega al Teatro Infanta Isabel a partir del 12 de marzo. Una producción en catalán de Smiley está girando por las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana.

MJ.- Escribes, además, guiones para televisión. ¿En qué medio te sientes más cómodo, trabajando para televisión o en el ámbito teatral?
G.- En ambos me siento muy a gusto. Me siento muy afortunado de poder dedicarme a los dos y de poder complementarlos bien.

MJ.- ¿Qué es lo que te mueve como artista, a la hora de continuar con tu labor?
G.- Seguir contando historias, emocionando y planteando preguntas a los espectadores sobre cuestiones que nos afectan a todos.

MJ.- En tu faceta de profesor de escritura dramática supongo que te encontrarás con nuevos talentos a los que orientarás de algún modo en su carrera… ¿Cómo percibes el futuro? ¿Crees que el teatro de texto perderá poder de convocatoria, debido a las otras corrientes que prescinden del texto o lo ponen en segundo plano?
G.- Vienen generaciones con muchísimo talento y dispuestos a contar historias como nadie lo ha hecho antes, ya que los jóvenes son menos pudorosos a la hora de mezclar géneros y romper reglas. En eso soy optimista, pero creo que lo van a tener muy difícil. Cada vez es más complicado vivir del teatro, no tanto porque pierda poder de convocatoria (creo que el teatro siempre tendrá público porque el espectáculo en vivo de momento no se puede reproducir, es algo único), como por el hecho de que un país no puede absorber tantos nuevos creadores si no cambian radicalmente las políticas culturales, especialmente de los teatros públicos.

MJ.- ¿Son importantes los premios?, porque tú has recibido unos cuantos…
G.- Sí, lo son cuando estás empezando. Sirven para darte a conocer de manera muy eficaz. También suelen constituir un aporte económico que raras veces es posible alcanzar con una puesta en escena.

Crónicas

MJ CORTÉS ROBLES

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© Foto de Enrique Toribio

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