Entrevista

Isabel Soto, actriz: “Para mí, el arte sana el alma. Por eso nos elegimos mutuamente”

Por Eduardo Viladés

Eduardo Viladés, Actuantes.- “Exijo a quienes me rodean que me respeten y que eliminen todo rastro de violencia porque en la diversidad está nuestra riqueza y porque vivir es un derecho, no un privilegio”. Puede que no sea muy ortodoxo que el entrevistador comience un reportaje refiriéndose a una de las frases que Yasmina pronuncia en la obra homónima, pero en los tiempos que corren es necesario propugnar la libertad de actuación y de pensamiento, independientemente del soporte. Esa Yasmina fue Isabel Soto Durán, actriz madrileña con una amplia carrera en cine, teatro y televisión.

Quedar con Isabel es casi imposible porque desde hace nueve meses vive en Los Ángeles, de manera que aprovecho una de sus escasas visitas a Madrid para emplazarla en una cafetería de Malasaña, precisamente la misma donde tomamos unas interminables cervezas hace cuatro años tras el fin de los bolos de Las cenizas de Yasmina.

 

EV.- Parece mentira cómo pasa el tiempo.

Isabel Soto.- Ni que lo digas, me da la sensación de que fue ayer cuando empecé a estudiar interpretación.

EV.- En realidad te vino desde pequeña, que me han contado que ya hacías tus pinitos delante del espejo cuando apenas levantabas un par de palmos del suelo.

Isabel Soto (risueña, una de sus características).- Sí, mi madre se volvía loca. De todos modos, el espaldarazo definitivo me vino a los 18 años cuando empecé a estudiar seriamente.

 

Entre 2000 y 2003, Isabel estudió arte dramático en Cristina Rota, para diplomarse en la escuela de Eduardo Recabarren en 2005. “Después seguí formándome con Fernando Piernas y, finalmente, con Carmen Rico en lo referente a entrenamiento profesional y laboratorios de investigación actoral”. Precisamente Carmen Rico la dirigió en Huevos duros, una obra teatral de Clara Gavilán en la que Isabel destacó con el personaje de Julieta hace ahora cuatro años.

EV.- “Cuando pienso en mi vocación, no le temo a la vida”. Es la frase de introducción a tu portal de Internet. Así que el arte se convierte en el mejor antídoto contra el dolor que causa vivir, ¿no es así?

Isabel Soto.- Es lo que me permite avanzar.

EV.- ¿Cuál es el poder transformador del arte para ti?

Isabel Soto.- Para mí, el arte sana el alma. Por eso lo elegí o me eligió.

EV.- Pero este mundillo es muy duro. ¿Por qué lo escogiste?

Isabel Soto.- Empecé a estudiar interpretación porque vi que se adaptaba plenamente a mi personalidad. Sin miedos, me lancé a la piscina. Tuve algún problemilla en casa pero me dio igual.

EV.- Si yo te contara. Dices en casa que quieres dedicarte a la farándula y se rasgan las vestiduras, aunque después te ven feliz y no les queda más remedio que aceptarlo.

Isabel Soto.- Sin duda, así es. Mis padres no me costearon los estudios y tuve que pagármelos yo misma. De todos modos, ahora mi madre me apoya totalmente en lo que hago. Mi padre, lamentablemente, falleció.

 

Aparte de su labor teatral, Isabel también ha actuado en cine y televisión. Para ello estudió interpretación audiovisual en Arte4 y guión en AISGE y la Unión de Actores. Sin olvidar otras disciplinas como danza, claqué, armonización corporal, jazz y teatro-zen. “Como actriz tengo que estar preparada para todo”, subraya. “Guardo buen recuerdo, por ejemplo, de los cursos de voz con Luis Naranjo, ballet en la escuela de Elena Murillo o canto con Ani-Sun”.

 

EV.- Nosotros nos conocimos cuando empecé a realizar el casting en Madrid de Las cenizas de Yasmina. Sabes que, a estas alturas, no tengo ninguna necesidad de dorarte la píldora, de manera que soy totalmente sincero al asegurar que nada más verte supe que tú tenías que interpretarla.

Isabel Soto.- Creo que es de los trabajos con más fuerza emocional que he realizado en mi carrera. Yasmina me sanó. Hay proyectos que se hacen porque tienes la necesidad absoluta de hacerlos y contar historias. Es lo que me sucedió nada más leer el guión de Las cenizas de Yasmina, el periplo de una mujer transexual iraní en su lucha por la libertad.

EV.- El teatro tiene que remover conciencias y con Yasmina se consigue.

Isabel Soto.- Así es. Como actriz, me encantaría interpretar todo el tiempo mujeres fuertes como ella, mujeres empoderadas que avanzan a pesar de los convencionalismos y el qué dirán.

EV.- Queda mucho por hacer para terminar con el androcentrismo imperante. ¿En qué te inspiraste?

Isabel Soto.- En mi bagaje personal, en mi lucha por la libertad de las mujeres. También me sirvió de mucho el seminario de monólogos que realicé en La Central de Cine con Sara Bilbatúa, Macarena Pombo y Carmen Utrilla.

 

A Isabel le gusta comer bien. Su plato preferido es la tortilla de patatas. Tiene varios restaurantes preferidos en la capital, aunque se decanta por Puerta del Sol, en el corazón de Madrid. Siempre que puede viste de rojo y viajar es su gran pasión. “Creo que el viaje que más me ha marcado en mi vida fue ir a Los Ángeles en 2016. Me gustó tanto la ciudad que me vine a vivir aquí”, asegura.

 

EV.- Está claro que ese viaje a California supuso un antes y un después. Hace nueve meses que vives en la cuna del cine.

Isabel Soto.- De modo permanente, sí. En 2016 vine a estudiar en la Stella Adler Academy of Acting. Me gustó tanto la experiencia que decidí venir a vivir a Los Ángeles.

EV.- ¿Cómo es la vida en La, la, land?

Isabel Soto (risas).- Es mi película preferida, ¿te lo puedes creer? Estoy muy contenta y, poco a poco, empiezo a darme a conocer. Tengo un par de proyectos, uno con Adriana Galíndez y otro con Rosa Rubio. Además, el primer cortometraje que hice aquí se estrena ahora en el festival de Santa Bárbara. Se llama Tribes y estoy muy contenta.

EV.- Vives en la meca del cine. ¿Cuáles son tus referentes actorales?

Isabel Soto.- Como actriz, Meryl Streep, un icono viviente de la interpretación. En cuanto a actores, me encanta el trabajo de Anthony Hopkins y Brad Pitt.

 

En televisión ha participado en ¿Qué fue de Jorge Sanz?, de David Trueba, encarnando el personaje de Almudena, un papel que le abrió las puertas a proyectos de más enjundia. También ha salido en Águila Roja, Aida y Amar en tiempos revueltos.

 

EV.- Está claro que un buen guión es lo que te llama a la hora de escoger personaje, como antes has mencionado al hablar de Las cenizas de Yasmina. Ahora que te mueves entre dos aguas desde el punto de vista idiomático, ¿mantienes esa premisa?

Isabel Soto.- Sí, por supuesto. Si el libreto es en español, busco que me emocione y me remueva el alma. En inglés, lo mismo, pero no estoy en posición de elegir tanto porque acabo de llegar como quien dice a California.

EV.- ¿Cuáles han sido tus referentes profesionales a lo largo de tu carrera?

Isabel Soto.- Han ido cambiando en función de lo vivido. En este momento, diría que son dos mujeres, Emilia Tosta y Emily Tosta. Emilia es la madre de Emily. Llegaron a Estados Unidos sin papeles y, ahora mismo, Emily es una de las protagonistas de Party of five. Estas mujeres son referentes y están haciendo historia sin saberlo. Mujeres inmigrantes que vinieron solas y que representan al colectivo latino. Me enorgullecen.

 

Party of five es la gran apuesta de FOX para este año, una serie dramática basada en la emitida por esa misma cadena entre 1994 y 2000. Narra el periplo de los cinco hermanos de la familia Acosta, quienes tienen que lidiar con la deportación de sus padres a México. Del mismo modo que en España Isabel ha participado en varias series, le encantaría hacer lo propio en Estados Unidos. Sin olvidar el cine, formato en el que ha hecho sus pinitos en El manipulador manipulado (Reyes Caballero, 2016) y Cosmética Terror (Fernando Simarro, 2016).

 

EV.- ¿Cuánto tiempo tienes previsto quedarte en Los Ángeles?

Isabel Soto.- Vivo el día a día, no te podría decir. De todos modos, si me ofrecen algún proyecto en España que me interesa, no descarto embarcarme en ello y mover ficha.

EV.- ¿Cómo ves la profesión aquí en casa desde la distancia?

Isabel Soto.- Tenemos muy buenos intérpretes, grandes historias que necesitan ser contadas, muchas Yasmina que necesitan darse a conocer.

EV.- Brindemos por ello.

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