DADOS

Autor y director: JOSÉ PADILLA

Producción: VENTRÍCULO VELOZ

Reparto: ALMUDENA PUYO y JUAN BLANCO / MANUEL MOYA

«Escribir desde la alegría” es preferencia que marca estilo. José Padilla fomenta la parte lúdica de los actores, es evidente en las obras que escribe y en las funciones que dirige. La generalidad del público actual no demanda nada en concreto, pero consume. Como dramaturgo, si quieres servir de revulsivo para resucitar en el público su capacidad de pensamiento crítico, qué mejor que hacerle cosquillas a su intelecto, remover sus emociones como si fuesen cartas en una baraja, provocar su risa.

La sonrisa del público es franca, durante la función de Dados, no es abyecta ni forzada, no esconde nada entre las comisuras; se disfruta la función partiendo de una situación cómica que da mucho que pensar, pero no se siente obligación de pensar nada, se piensa por pura empatía, porque apetece. Regresemos entonces a las buenas costumbres: tener ganas de pensar, de plantearse diferentes puntos de vista, de aventurar conclusiones propias de las que hacerse responsable. El Arte -y el Dramático lo es, aunque a algún político que otro llegue a extrañarle- supone una herramienta cultural destinada a la expresión y a la búsqueda de sentido, tanto de forma consciente como inconsciente. ¿Qué somos? ¿Quién somos? No es la misma pregunta, en el matiz está la clave.

El ser humano es una criatura dúctil, tiene un origen, tiene un desarrollo, y una voluntad con competencia en todo tipo de evoluciones y de transformaciones. El cuerpo a través del cual se nos arroja a la vida también está a nuestro servicio, y no al revés, es vehículo que debería conducirnos y no por ello someternos. El bienestar es otra cosa, y en ocasiones se confunde con acoplarse a circunstancias que nos constriñen y nos desalientan. ¡Nada de arrugarse ante lo que nos viene dado, sea de nacimiento o de escuela! Nos jugamos nuestra identidad en una partida única contra el destino; la primera tirada viene dada, pero podemos volver a tirar los dados hasta que finalice la partida. Y empieza el juego. El destino es siempre el mismo, nos mira desde el otro lado con los ojos vaciados; dediquémosle una sonrisa, incluso una carcajada.

¿Y cómo se consigue eso de las cosquillas intelectuales y emocionales? El Arte Teatral tiene que ver con la musicalidad, no solo con la que podemos hallar intrínseca en el lenguaje hablado, sino también con aquella que se construye en acción, sobre el escenario. El teatro es el silencio, lo demás es algo añadido. Hay que saber escuchar durante el proceso de creación, hay que conseguir que el público escuche “lo no dicho” gracias a la impronta de un ritmo adecuado al sentido. La otra tarde, en el Ambigú del Teatro Pavón Kamikaze, el elenco jugó la partida a un ritmo frenético en el que los silencios precisos venían a permitirnos ver saltar chispas de genialidad a cámara lenta. Cuando Almudena Puyo escuchaba al partner, una estaba segura de que a continuación iba a suceder algo interesante, de que convenía no perdérselo. ¡Qué energía y qué entrega a la propuesta, la de esta actriz, qué fácil adivinar su aportación en el proceso creativo! Conozco a Almudena; como le escribí hace poco, no es sospechosa de desear lo habitual, se partiría el alma por defender lo que cree justo, por sus venas corre el torrente de la revolución. ¡Qué orgullo saberla poderosa y poder mencionarlo aquí, como parte de sus méritos como artista! Porque artista se es cuando se tiene una disposición para ejercer como tal en el mundo, cuando tu identidad como artista coincide con tu identidad como persona. Ya sé que no es eso lo que nos vendieron los historiadores, sino algo muy distinto, algo así como que “no hay que confundir al artista con la persona”. A mí esta afirmación me ha dejado siempre algo confusa, aunque creo estar despejando mis dudas… A mí me llaman a la escucha quienes tienen un compromiso socio-político a todos los niveles, aunque pueda valorar los logros de quienes no lo tienen. Lo de “el arte por el arte” me parece vacuo e incierto. Pero no voy a seguir por aquí, que no es el caso, que hay mucho que se puede decir del trabajo de este equipo artístico.

El compromiso de José Padilla en el ámbito educativo, por ejemplo, es grande y tiene una trayectoria continua. Varias de sus obras están dirigidas a público adolescente aunque, como ya he explicado, se disfruten a cualquier edad. “Adolecer”, qué verbo más adecuado para sustantivarse, acogiendo así un período de la vida en dónde el sentimiento de desorientación y desamparo suele inundarlo todo. Se me puede contradecir argumentando que esto le ocurre a esa edad a unas más y a otros menos, que a unas menos y a otros más pero, justo quienes adolecen fuera de estas fronteras arcaicas de identidad sexual son los que le dan pleno sentido a mi definición de adolescencia.

¿Es la identidad sexual un constructo social limitante o castrante? Incluso el nombre propio que nos imponen nos construye o nos limita. Existe la posibilidad de cambiar de nombre; la ley lo admite, aunque luego puedan generarse conflictos, dada la clasificación binaria, por sexos, de los nombres . Existe la posibilidad de cambiar de cuerpo; la sociedad lo castiga, aunque no siempre, solo si eres tránsfuga sexual; si te quedas con tus genitales intactos supone una falta moral más leve; si te operas para encajar mejor entre los modelos que el mercado impone pero no tocas tu sexo, tu pecadillo queda obviado, sobre todo porque te convertirás en un mejor producto de consumo, aunque un producto es perecedero. ¿Qué hay de esencial en el cuerpo? Todo, no podemos ser ni estar fuera del cuerpo. La afirmación contraria es misticismo, pero la mística supone una huida del cuerpo imprecisa, ya que depende del cuerpo. Hasta para soñar o imaginar nos imbuimos en este territorio, en el cuerpo, en su vigilia o su descanso.
Somos materia viva en un mundo en el que el “desvío” de la norma es una osadía que se paga muy caro. Así que toca endurecerse, parapetarse, adaptarse, ponerse en la fila; ser en un autómata más, con el órgano genital que nos ha correspondido en herencia y el órgano central del pecho convertido en una patata podrida o en un peñasco. Seguirá fluyendo la sangre por su cuenta, mientras que el cuerpo con el que cargamos se nos arruga, se deteriora, nos abandona. ¿Qué somos?

Si podemos imaginar un mundo nuevo y cambiarlo, podemos cambiar nuestro cuerpo, imaginarnos acordes a nuestra identidad sexual, y conducirnos con nuevos atributos sexuales en este mundo impuesto y en aquel otro mundo distinto que queremos construir. “Somos de la materia de la que están hecha los sueños”, nos susurró Shakespeare al oído desde las tablas de un teatro isabelino… Nuestros sueños se materializan también en el cuerpo. El cuerpo es el lugar más íntimo y propio que habitamos. Defendamos siempre la libre gestión de nuestros cuerpos. Admiremos con respeto nuestro reflejo empático sobre los otros cuerpos. Abramos la mente a la maravilla de los cuerpos distintos, de los cuerpos ajenos. Desterremos el miedo.

Esto he querido escribir sobre mi experiencia entre el público durante la función de Dados -premio Max como Mejor Espectáculo Infantil, Juvenil o Familiar-. El resto de los datos se encuentran fácilmente en Internet. Lo demás es spoiler.

Próximamente, versión papel del ejemplar 5

Crónicas

Por MJ Cortés Robles

CRÓNICAS DEL Teatro Pavón Kamikaze

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