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Peter Brooke

El poder de la sencillez

El poder de la sencillez

Editorial

Por Daniel Dimeco

El pánico que asalta al escritor delante de la hoja en blanco cuando se dispone a empezar una obra, la supuesta nada ante los ojos del autor, como si el proceso de creación se iniciase de esa manera, así, tan pasivamente, tiene su correlato teatral en el espacio vacío. Peter Brook dice: Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que necesita para realizar un acto teatral.

El espacio vacío y la sencillez son dos de las grandes contribuciones que el director británico le ha regalado al teatro universal. Por ello y por ser un «maestro de generaciones» y «el mejor director teatral del siglo XX», el jurado de los Premios Princesa de Asturias 2019 lo acaba de distinguir en la categoría de las Artes.

Peter Brook es de esas personas capaces de producir una tormenta a partir de la calma. Es posible oler el aire tibio que se adelanta al hecho dramático generando una atmósfera llena de posibilidades. Brook posee el don y la sabiduría de conducir al actor por sitios carentes de toda ornamentación y conseguir, juntos, que nazca una selva.

El salto fundamental en la evolución de Peter Brook como director se produce en los años setenta, en lo más alto del éxito de su carrera, en el instante ese en el que cualquier otro habría decidido instalarse en la poltrona y reinar a gusto oyendo los aplausos de los palmeros. Para entonces, Brook había triunfado en Londres, con la Royal Shakespeare Company y con la Royal Opera House, y en Nueva York. Había trabajado con sir Laurence Olivier, sir John Gielgud y Glenda Jackson, entre otros muchos, pero se traslada a París a buscar su teatro, el que lo ha convertido en uno de los más grandes reinventores del teatro contemporáneo. Peter Brook hace de la investigación su modo de trabajo. Y lo investigado tiene que probarse todo el tiempo para, de ese modo, revitalizar constantemente la representación dramática. Así es como se aparta de la estructura más rígida de compañía teatral y se acerca a la de «centro de investigación» o «centro de creación», donde van a tener cabida actores y actrices de las más diversas culturas reunidos en el parisino Théâtre des Bouffes du Nord.

Peter Brook se aleja del confort del que habla en el «teatro mortal» para lanzarse a la experimentación y a las improvisaciones en entornos que nada tienen que ver con el habitual del teatro europeo. Viaja al desierto y a pequeños poblados de África con la intención de insuflar, en sitios en los que jamás habían visto una función con actores, las ganas de generar actos teatrales a partir de espacios vacíos y con los elementos estrictamente necesarios. Así, al mismo tiempo que grupos reducidos de artistas alentaban a grupos más extensos, los actores y actrices conseguían destruir estereotipos y generar acciones impredecibles en un contexto de participación totalmente ajeno al originalmente propio.

Peter Brook ha manifestado en incontables ocasiones que no se considera a sí mismo como un creador, palabra que reserva, y en mayúscula, para el Creador del Universo, sin que en ello esconda ninguna idea religiosa. Él se inclina por calificarse como el instrumento de una orquesta capaz de aportar luz en momentos de oscuridad. O, lo que también podríamos llamar, un gran artesano para el que «la ausencia de decorado es un requisito previo para poner en marcha la imaginación».

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  • Peter Brooke
  • Peter Brooke. Conferencia en la Universidad de Tel Aviv, otoño de 2005
    Peter Brooke. Conferencia en la Universidad de Tel Aviv, otoño de 2005
revista de teatro español

segundo congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura

Fragmentos para un libro futuro

EDITORIAL

Fragmentos para un libro futuro

I

S
i algún día España tuviera que jugarse la última carta –habla Juan de Mairena– no la pondría en manos de los llamados optimistas, sino en manos de los desesperados por el mero hecho de haber nacido. Porque estos la jugarían valientemente, quiero decir desesperadamente, y podrían ganarla. Cuando menos, salvarían el honor, lo que equivaldría a salvar una España futura. Los otros la perderían sin jugarla, indefectiblemente, para salvar sus míseros pellejos. Habrían perdido la última carta de su baraja y no tendrían carta alguna que jugar en la nueva baraja que apareciese, más tarde, en manos del destino.

Juan de Mairena
ANTONIO MACHADO

II

Hacia el mes de abril de 1936 comenzaron en Madrid las reuniones de un grupo de intelectuales para constituirnos en una agrupación correspondiente a la similar en París. Nos sentíamos movidos ante la creciente presión del ambiente amenazador que latía en torno nuestro. España se iba cargando por momentos de una fuerte tensión; casi a diario se producían muertes de muchachos en las calles. El engañoso mito de la España y la «anti-España», de la patria y la «anti-patria», se levantaba inflado por los «teóricos» del fascismo, y dicho está que de todos estos «anti» se hacía responsable a la gran parte de la intelectualidad. Estos síntomas diversos acusaban a la inminencia de un cambio profundo; cuando hacíamos un viaje por los campos y pueblos de España sentíamos, sin embargo, venir a nuestro encuentro una esperanza desprendida de aquellos rostros macilentos, de aquellos ojos arrasados de fatiga.

Todo esto y otros síntomas, aun, que no es el caso de enumerar, patentizaban, con la evidencia de los hechos, que la situación del intelectual tenía que cambiar entre nosotros, que había ya cambiado la realidad, puesto que no era posible permanecer apartados, separados de problemas tan hondos e inmediatos. Si no interpreto mal, dos anhelos nos movían a los que nos congregamos en aquellas primeras reuniones: unirnos a una comunicación más constante, más consistente que la de unas simples conversaciones y encontrar el camino de un acercamiento a ese afán vivo que percibíamos en el pueblo. En aquellas primeras reuniones surgió el proyecto de una Universidad Popular, limitado, por el momento, a unos cursos de Literatura e Historia de la cultura española. Se creó un Comité Nacional y un Comité Ejecutivo, y se pensaba ya en las primeras tareas cuando llegó el 18 de julio. La realidad había ido más aprisa que nosotros; apenas constituidos, nos tocaba enfrentarnos con problemas del más hondo alcance.

(…)

La Alianza se fue organizando por secciones: Literatura, Artes Plásticas, Bibliotecas, Propaganda, Pedagogía, Teatro, Música…

(…)

Comenzó inmediatamente a surgir una literatura de circunstancias; literatura de guerra de extraordinario valor humano y documental, de cuya trascendencia literaria no nos toca juzgar a nosotros ni podríamos hacerlo, pues nos resulta imposible desligarlo de los momentos intensos en que la vimos nacer. Y así surgió El Mono Azul, pequeña hoja volandera, donde íbamos imprimiendo nuestras emociones y nuestros pensamientos de las horas de congojas y esperanzas.

(…)

Muchos nos sentíamos escuchados por primera vez por una masa de oídos, de inteligencias, atentos a nuestras palabras, con esa atención densa y perspicaz de los niños y de los pueblos. La responsabilidad que sentíamos nacer ante esa sencillísima hoja era más grande que la habíamos sentido jamás en nuestras anteriores publicaciones, que vieron la luz pública en revistas de mayor envergadura.

En los días terribles de noviembre, El Mono Azul cambió de formato y hasta de misión: unos gráficos de guerra de cómo había que protegerse de los aviones. El peligro lo absorbió todo. Después, El Mono Azul ha ido saliendo semanalmente en una página de La Voz, el popular periódico madrileño, donde continúa su publicación.

(…)

El Congreso Internacional de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, celebrado en Madrid, Valencia y Barcelona, ha sido quizá el acto de más trascendencia organizado por la Alianza.

(…)

La Alianza ha suministrado al teatro español valiosos elementos de sus cuadros para el «Teatro de Arte y Propaganda». El éxito con que se han estrenado la Tragedia optimista de Vichnievsky, Los títeres de Cachiporra de García Lorca, La cacatúa verde, de Schnitzler y Un duelo de Anton Chéjov, y el excelente núcleo de jóvenes actores que se agrupan en «La escuela de Teatro», bajo la dirección artística de María Teresa León, dan derecho a esperar que esta sección de la Alianza oriente en el futuro la realización de nuestra literatura dramática.

Los intelectuales en el drama de España
MARÍA ZAMBRANO

III

Cuando Max Aub viene a España, en el verano del 69, treinta años después, a pesar de que él ha imaginado su vuelta en muchas de sus obras, el impacto es brutal, pero no por la España franquista, que sabía que se iba a encontrar, sino por el desencuentro con vosotros, con la oposición democrática. El creía que por haber publicado en Ínsula y en Papeles de Son Armadans, todos vosotros lo conocíais. Para él, en 1969, la gran victoria del franquismo es que ha borrado la memoria democrática, la memoria de ese proyecto histórico, y eso es lo que lo desespera totalmente: ¿Morir aquí? Y una mierda, yo me voy a morir al exilio, yo no tengo nada que ver con este país; el mío era aquél, aquel proyecto histórico.

(…)

Se perdió el contacto, el conocimiento mutuo porque no conocíamos la obra de la generación democrática anterior, que era la generación republicana. Es fundamental para la memoria democrática, para la salud de una sociedad democrática, reconstruir el proyecto histórico global y el proyecto teatral.

El exilio y el proyecto de una España democrática
Primer Acto 329, (julio-agosto 2009)
MANUEL AZNAR SOLER

IV

Se ha producido en toda España una explosión de barbarie en que las viejas formas de la reacción del pasado han tomado nuevo y más poderoso empuje, como si alcanzasen una suprema expresión histórica al integrarse en el fascismo.

Este levantamiento criminal de militarismo, clericalismo y aristocratismo de casta contra la República democrática, contra el pueblo, representado por su Gobierno del Frente Popular, ha encontrado en los procedimientos fascistas la novedad de fortalecer todos aquellos elementos mortales de nuestra historia, que por su descomposición lenta venían corrompiendo y envenenando el pueblo en su afán activo de crear una nueva vida española. Contra la auténtica España popular se ha precipitado para destruirla o corromperla, envileciéndola con una esclavitud embrutecedora y sangrienta, como la de la represión asturiana; este criminal empeño de una gran parte del Ejército, que al traicionar a la República lo ha hecho de tal modo que ha desenmascarado la culpabilidad de su intención, agravándola con la de traicionarse a sí mismo en la falsedad de los ideales patrióticos que se decía defender, sacrificando la dignidad internacional de España y ensangrentando y destruyendo el suelo sagrado de su historia. Y esto con tal ímpetu desesperado, demoledor, suicida, que la trágica responsabilidad delictiva de sus dirigentes lo ha determinado con características vesánicas de crueldad y de destrucción acaso jamás conocidas en España; en una palabra: fascistas.

Contra este monstruoso estallido del fascismo, que tan espantosa evidencia ha logrado ahora en España, nosotros, escritores, artistas, investigadores científicos, hombres y mujeres de actividad intelectual, en suma, agrupados para defender la cultura en todos sus valores nacionales y universales de tradición y creación constante, declaramos nuestra unión total, nuestra identificación plena y activa con el pueblo, que ahora lucha gloriosamente al lado del Gobierno del Frente Popular, defendiendo los verdaderos valores de la inteligencia al defender nuestra libertad y dignidad humana, como siempre hizo, abriendo heroicamente paso, con su independencia, a la verdadera continuidad de nuestra cultura, que fue popular siempre, y a todas las posibilidades creadoras de España en el porvenir.

Manifiesto de la Alianza de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura
La Voz, (Diario independiente de la noche)
Madrid, jueves 30 de julio de 1936

V

el mono azul

VI

(…)

VI

Desde Madrid, presenciando la patológica crueldad de los fascistas, no sólo enemigos nuestros sino vuestros, queremos denunciar ante vosotros, haceros testimonio de los últimos acontecimientos, asesinatos incalificables, que lleva a cabo, consecuentemente con su ideología, el enemigo.

(…)

Pero queremos haceros saber, para que nuestra palabra a su vez se proclame por todos los rincones del mundo, lo que lucha, la calidad humana que lucha a cada uno de los lados que hoy se enfrentan en España. Queremos haceros saber en qué se emplean las bombas incendiarias meticulosamente preparadas en los laboratorios alemanes. Y os decimos: todos los días arden manzanas enteras de casas madrileñas. Todos los días, en las colas que forman las mujeres de las barriadas obreras para coger su pan, su carbón, su leche, etc., los expertos aviadores alemanes e italianos pueden apuntarse nuevas victorias, ya que, no alcanzadas en combate con nuestros aviones heroicos que rehúyen, a costa de las vidas de esas mujeres, de esos niños. De esas mujeres y de esos niños que son hoy los únicos habitantes de esas barriadas obreras, pobres, ya que todos los hombres útiles se hallan en los frentes, y que parecen constituir objetivo especial de la aviación extranjera al servicio de la traición.

(…)

Os hablamos del Palacio de Liria que fue del Duque de Alba, ayer cuidadosamente custodiado por las milicias del Partido Comunista, con sus cuadros valiosos en los sótanos, y esta noche pasada en llamas. Os hablamos del resentido despecho señorito que ha debido ordenar su incendio con el mismo gesto plebeyo y chabacano del tradicional «mía o de nadie». Os hablamos de la trayectoria significativa, en línea recta, de una serie de bombas que comienza unas casas más arriba del hotel Savoy y termina, dejando un hueco casual y de seguro lamento en el Museo del Prado, en la Iglesia de los Jerónimos. Os hablamos del boquete alemán que una bomba de doscientos kilos ha dejado unos metros antes del Museo del Prado, rompiendo sus cristales.

La prensa de Burgos aún habla de provocación roja: de los incendios provocados en Madrid por los rojos para utilizarlo a su favor. No importa, nadie lo cree. Nadie que no ignore, en absoluto, intencionadamente, la serena condición de nuestros heroicos milicianos que cuidadosamente ayudan a trasladar mujeres y niños con el mismo respeto cariñoso con que salvan un cuadro o un libro importante que se los encomiende, puede creerlo. La verdad está con nosotros y no puede ser falseada.

(…)

Creedla. Tenéis que creer en nuestra palabra si no habéis perdido vuestro corazón. Pero no equivocaros. Tened muy en cuenta que esto, todo esto, no significa lamentación jeremíaca sino enardecido y colérico anuncio de nuestro triunfo decisivo y final. Nuestras palabras no respiran otra atmósfera que la de nuestro pueblo y, cómo éste, no hacemos otra cosa que dirigirnos a la conciencia, a lo más profundo de vuestra conciencia, hombres honrados del mundo, para que vuestra airada protesta palpite entre vuestro corazón con la misma fuerza que el nuestro.

Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura
El Sol, Madrid, 19 de noviembre de 1936

VII

Pero el público, señores… ¿qué diremos del público? Del público, mejor diré: del pueblo, que no ya no quiere ser público, hablaremos otro día. Sólo adelantaremos –añadió Mairena– que ha sido él quien ha salvado más valores esenciales en el teatro, casi todos los que han llegado hasta nosotros.

Juan de Mairena
ANTONIO MACHADO

VIII

Para no perderse, enajenarse, en el desierto hay que encerrar dentro de sí el desierto. Hay que adentrar, interiorizar el desierto en el alma, en la mente, en los sentidos mismos, aguzando el oído en detrimento de la vista para evitar los espejismos y escuchar las voces.

Mas ¿y la ciudad soñada, la entre vista allá en el horizonte? ¿Y lo inaccesible, lo ilimitado, vivir en la limitación? Hay que aprender a ser movido por la luz, a los largos ayunos de calor y a salvarse de él cuando llega como una irrupción, a las presencias sin figura y sin engaño, a la convención de las imágenes y a las palabras que dan frío.

El vivir dentro del desierto el encuentro con patrias que lo pudieron ser, fragmentos, aspectos de la patria perdida, una única para todos antes de la separación del sentido y de la belleza.

Las Islas, lugar propio del exiliado que las hace sin saberlo allí donde no aparecen. Las hace o las revela dejando de ser porque no se puede ser ni esto ni aquello. Así va a parar a ese limbo, a esa tierra de nadie, tierra virgen. Luego, cuando aparece, su figura es indecisa y confusa, despierta sospechas.

El lugar del exilio. El desierto
Los bienaventurados
MARÍA ZAMBRANO

IX

Habría que escribir cosas eternas para estar seguros de que serían de actualidad.

Carta del 1 de febrero de 1943
SIMONE WEIL

 

ejemplar 2 teatro

Crónicas

Nieves Rodríguez Rodríguez

segundo congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura
el mono azul
El exilio y el proyecto de una España democrática
Artes Plásticas, Bibliotecas, Propaganda, Pedagogía, Teatro,
Los intelectuales en el drama de España
Nieves Rodríguez Rodríguez

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Revista de teatro número uno
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HOJA DE RUTA

HOJA DE RUTA

Por: Eva Boucherite

Imagina que has bailado toda la vida. Pongamos, treinta años de cuarenta. Sí, has estado en continua actividad durante treinta años, diariamente. Has entrenado, ensayado, girado, participado, colaborado, fingido, figurado… En lo público y en lo privado. Tu oficio, la danza.

Cuando no estás sobre las tablas, estás viajando, nómada infatigable. En cualquier medio de transporte te diriges hacia ellas, hacia las tablas de cualquier escenario, en cualquier país. Tierra, mar y aire. Después de tu trabajo -o entre las horas que dedicas a tu trabajo- comes, duermes o sigues estudiando, vives. Te pasas ocho horas como mínimo en movimiento; sobre madera, arena, asfalto, roca o barro: saltando, reptando, nadando, chocando, porteando, girando. Trabajas el cuerpo para conseguir la forma, el volumen, el espacio, el tempo perfecto, para ser capaz de transmitir una emoción. Estás totalmente implicada en contar historias a través de tu arte, hasta que el cuerpo aguante. Al margen de tu ambición y situación, bailas en cuerpo y alma, realmente consagras tu vida a tu vocación.
Detestas hacerte daño bruscamente. Aunque, a causa de la repetición o mala praxis en la ejecución, aprendizaje o alunizajes -sin ánimo de ofender a nadie-, puedes llegar a romper, machacar o destruir pequeñas o grandes piezas del instrumento que empleas para desarrollar tu arte, la máquina con la que trabajas, tu cuerpo. Cuerpo comparable al de una atleta o deportista de alto rendimiento. Cuerpo que ha narrado historias maravillosas, que ha encarnado personajes deliciosos o deplorables, desde la estética más monstruosa al mayor preciosismo.

El cuerpo representa, mediante el movimiento, nuestra existencia. Si, la existencia humana es, en primer término, corporeidad. Imagina que, además de todo lo que hace cualquiera individuo con su aparato locomotor, tuvieras tu cuerpo en movimiento continuo durante unas ocho horas diarias, todas las semanas, todos los meses, todos los años. Repitiendo, rotando, abriendo, estirando, apretando, perfeccionando, intentando conservar su buen funcionamiento el mayor tiempo posible. Un cuerpo expuesto a grandes esfuerzos, tempranos desgastes y agotamientos físicos constantes que lleva treinta años sin parar (con suerte) comenzando el perfeccionamiento de ese lenguaje, de ese idioma a edades muy tempranas, entre los ocho y diez, con el objetivo de llegar a una plenitud física entre los veinticinco y treinta y cinco años, aproximadamente. Alrededor de los cuarenta años, ese cuerpo se resiente. Es, en general, esa la edad en la que una profesional de la danza se retira de los escenarios, también en la que está condenada a convivir con las secuelas producidas por las frecuentes lesiones sufridas a lo largo de su carrera.

Aquí, en este país, si perteneces a ese ocho por ciento que puede sobrevivir dedicándose únicamente a la danza, puede que no caigas en una depresión al llegar a los cuarenta, cuando tu vida se ve condicionada por ese desgaste físico estructural, tu vida absolutamente dedicada a la danza. Imagina que perteneces a ese colectivo especialmente vulnerable y en riesgo de exclusión social, que nunca ha gozado de unos derechos laborales dignos y adecuados a sus peculiaridades profesionales. Imagínate en este país y justo ahí, cuando el cuerpo duele y peligra tu puesto de trabajo. Duele la vida, duele el alma cuando vives en la precariedad, trabajando horas sin remunerar, cuestión que empeora con la situación de intermitencia que caracteriza al régimen de artistas. Ya no sólo se desgasta tu materia, también tu esencia, la ilusión y el entusiasmo; se desgasta tu espíritu.

Bailar profesionalmente implica una dedicación absoluta a un oficio con una vinculación laboral intermitente, un desgaste físico enorme, enfermedades profesionales, riesgos, transición profesional inexistente, remuneraciones injustas. Bailar significa ser artista en formación continua y constante, incluso más allá de la edad de jubilación, alargando en lo posible esta carrera profesional tan corta como la de un deportista y con tantas desavenencias a nivel fiscal, laboral y social.

Ahora tenemos la posibilidad de mejorar esto, de cambiarlo. Desde estas páginas dedicadas a las Artes, quiero dar las gracias a todos los implicados en la lucha por la mejora en las condiciones laborales de este colectivo tan injustamente tratado durante demasiado tiempo. Quiero agradecer su labor a aquellas personas que han trabajado con el objetivo de hacer realidad las propuestas orientadas a mejorar la condición de los bailarines y las bailarinas profesionales de este país, a quienes continúan luchando por una reforma legislativa que propicie los cambios. Gracias por esa Hoja de Ruta para el futuro Estatuto del Artista, aprobada por el Congreso.

El pasado 17 de septiembre de 2018, en el Teatro María Guerrero, asistí a una bella “coreografía”, interpretada por las entidades participantes en la negociación entre la Subcomisión del Congreso de los Diputados y todos los profesionales de la cultura que pudimos asistir al encuentro convocado por la Unión de Actores y Actrices. Esta coreografía apenas comenzaba el 27 de mayo de 2017, mediante otro encuentro en ese mismo teatro, ocasión en la que se trataron las inquietudes y necesidades de las diversas disciplinas artísticas, con el fin de ponerlas en conocimiento de la totalidad de los partidos políticos.

Siempre he tenido la sensación de que son pocos los bailarines y bailarinas que asisten a este tipo de convocatorias -se organicen en el Congreso o en cualquier otro lugar, en formato de conferencia o de mesa redonda-, a estos eventos donde se pretende analizar el estado del colectivo, la situación de la transición profesional de los bailarines y bailarinas en España, los retos de esa transición, además de contar con la información necesaria para establecer una comparativa con los modelos europeos.

Seguro que es percepción mía y que estoy equivocada. Pero, si estuviese en lo cierto, desde aquí hago un llamamiento a la participación en la lucha por la consecución de nuestros derechos, por la digna continuidad del ejercicio de tan bella y sacrificada profesión.

Formemos parte de la coreografía. ¡Bailemos!

Carta de la directora

Nota editorial

MJ CORTÉS ROBLES

Esta revista nace con la intención de recoger la actualidad del mundo del espectáculo desde la mirada de profesionales de las Artes Escénicas que necesiten hacerse eco de lo que acontece en el ámbito sociocultural, analizar lo vivido a través del pensamiento crítico y ejercer su capacidad de influencia.

Consciente de no ser única en mi especie pero escamada de la escasez de nombres propios de mujeres que firman artículos en prensa especializada, decidí hacer un primer llamamiento entre mujeres de la profesión expertas en su campo, que tuvieran algo que decir y que necesitaran hacerlo. Ha surtido efecto. Ya somos un grupo de profesionales en contacto, organizándonos para trabajar. De momento, solo hay dos hombres entre las personas del equipo, pero esperamos que se vayan involucrando más compañeros de la profesión, sirva esta editorial como convocatoria. La intención del equipo de dirección, no obstante, es la de fomentar la participación de mujeres, así que puede ser una constante que los hombres se vean superados en número por las mismas, confiamos en que esto no resulte un inconveniente para ellos. Las puertas de Actuantes permanecen abiertas para quien tenga algo que aportar. El ideario ético y estético que la revista propone será tan solo un punto de partida que tenderá a evolucionar de forma consensuada. Al final de este especial piloto mencionamos con nombres y apellidos al equipo de redacción que se está gestando, incluidas las redactoras que prefieren colaborar puntualmente.

He pensado mucho sobre el sentido que tenga la perspectiva de género en la revista, y tengo mis dudas, también con respecto al feminismo como corriente de pensamiento crítico, aunque ahora mismo esté nadando en esas aguas. Mi proceso es personal y parece querer transformarse en político, pero en realidad soy poeta, quizá filósofa (sonrío mientras escribo esto). Necesito decir que no habrá censura sobre los contenidos de los artículos ni sobre lo que cada quién exprese en su sección. La revista pretende ser plural, no adoctrinar a nadie, sino resultar un acicate, hacer pensar. La libertad de pensamiento y de expresión es el único caldo de cultivo para una publicación interesante. Empecemos, por tanto, tomando posiciones: personalmente, no entiendo la perspectiva feminista como excluyente, sin embargo, hay que defenderse mucho en este sentido, a veces, nadar contra corriente. Suelo buscar referencias sin distinción de sexos a la hora de asistir a una función, de hacer una entrevista o de escribir un artículo. Me mueven intereses sociopolíticos, estéticos y éticos, que tienen que ver con mi trayectoria personal, social y artística. Nada ni nadie me ha marcado el rumbo. Con esa libertad me gustaría que se condujese el equipo de Actuantes. Así sea.
Este especial piloto, el número cero de la revista, es una recopilación de mis artículos ya publicados. Se trata tan solo de un esbozo para estructurar la revista, ya que los contenidos serán más amplios en cuanto a temática a tratar, dado el espectro que se va abriendo con respecto a los intereses diversos del nuevo equipo de redacción. En este número cero, tiene mucha presencia la crónica, uno de los géneros periodísticos que se van a manejar, en detrimento de la crítica propiamente dicha.

Considero que la crónica teatral debe ser un ejercicio en el que prime la reflexión tras la experiencia como testigo del hecho artístico. ¿De qué informar al lector interesado? Los datos artísticos y técnicos son sencillos de localizar en las webs de los teatros o de las compañías, en programas de mano, en todo tipo de impreso que recoja la programación de cualquier sala. Lo complicado de elaborar es lo vivido como público, tras pasarlo por el filtro sensitivo, emocional e intelectual. En eso me esfuerzo, en intentar plasmar con palabras esa perspectiva única y legítima. Ya se sabe que, si el esfuerzo de comunicación es certero, lo particular trasciende.

Impulsada por esa creencia, y contando previamente con una base teórica y práctica que me acredita como profesional de las Artes Escénicas, llevo un tiempo dedicada a la escritura de artículos de esta índole. Se podrían denominar ensayos, ya que carecen de rigor científico, pese a pretender profundizar en un tema. Pero el término “crónica” creo que se ajusta más a su naturaleza y se me antoja menos grandilocuente. Esta “ausencia de rigor” es más bien una norma de buena praxis que yo misma me aplico, en el sentido de ser permeable a las impresiones, aunque baraje conceptos de forma flexible, o establezca enlaces a posibles fuentes teóricas y a referencias de distinta índole. En definitiva, no pretendo imponer conclusiones ni desvelar sentidos, tan solo investigar sobre lo que sea que pueda significar o lo que pueda aportar un espectáculo.

En esta ocasión, para este número cero, esta recopilación de artículos no tiene en cuenta el que el espectáculo esté aún en cartelera, sino el conservar de algún modo su vigencia, aunque no lo esté. Lo efímero es una cualidad del teatro que le acerca a nuestra propia naturaleza de seres perecederos. Pero sería bueno poder ser como aquellos contadores de sucesos empeñados en que no se pierda lo singular o lo extraordinario.

También beber de las fuentes directamente es bueno, cuando nos invade la sed de conocimiento. No desaprovecharemos las oportunidades que surjan para conversar sobre los procesos artísticos con los implicados en cada espectáculo, desde la gestación de textos hasta la edición de las obras, desde la investigación en acción hasta la puesta en escena, desde la producción de un espectáculo hasta la incorporación del público. Nos entrevistaremos con quien se preste a ello. Recorreremos, guiadas por objetivos cómplices, trayectorias biográficas de interés cultural o planteamientos vitales con dimensiones éticas y estéticas que nos muevan. Nos sumaremos a convocatorias de tertulias que tengan que ver con las Artes Escénicas, como testigos y escribas, para compartirlas de forma fidedigna con los lectores.

Actuantes se irá desarrollando como publicación bimensual especializada en el mundo del espectáculo, con amplitud de miras, sin prisa pero sin pausa. Admitirá e incentivará las colaboraciones que se ajusten a su ideario. De tener cualquier noticia al respecto de sus trasformaciones, no dudaré en haceros partícipes. Se trata de hacer antes de compartir. HAZ-TÚ-ANTES. En ello estamos. Hasta la próxima.

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