SOFTMACHINE: SURJIT & RIANTO
UN PROYECTO DE CHOY KA FAI SOBRE LA DANZA ASIÁTICA
CRÓNICA DE Sala Negra de Teatros del Canal
Pensé que el título merecía una explicación; pero no alcancé a formular la pregunta durante el encuentro con el público tras la función de viernes 7 de junio, así que salí de la Sala Negra rumiándola para mis adentros. Al leer el programa de mano había anotado palabras claves que me parecían esenciales para hablar de esta propuesta tales como post-modernidad, exotismo, danza contemporánea asiática, tópicos… Sin embargo (ahora lo sé) nada podía anticiparme lo que vendría después. Incluso todo indicaba que iba a ver un documental e intenté colocarme en la mejor posición frente a la gran pantalla. Error también. Hubo proyecciones, sí, pero el documento fue escrito en escena. Una clase magistral de coherencia entre las preguntas esenciales que animaron a Choy Ka Fai a viajar durante dieciocho meses por trece ciudades en China, India, Indonesia, Singapur y Japón, recopilando material, y la manera en que hoy nos lo presenta como hecho artístico.
Hay preguntas que no tienen una única respuesta. Así es esta propuesta. Abre multitud de cuestiones e insta a revalorizar una vez más ciertos conceptos acerca de esa ambivalente y siempre esquiva relación Oriente/Occidente, a desmontar también la imagen preconcebida y occidentalizada sobre el quehacer cultural asiático, y las relaciones de poder que desafortunadamente aún persisten y determinan los discursos culturales dominantes. No se trata aquí de definir o no la pertinencia de hablar de exotismo en un contexto globalizado, pero sí de la pervivencia de centros y periferias culturales, y en consecuencia de las representaciones dominantes que gobiernan los discursos culturales. No hay que perder de vista la actitud de dominancia sobre la que Occidente ha basado su relación con el resto del mundo; este es sin duda el punto de partida de esta propuesta, que no su fin último.
Soft Machine cuestiona con sutil ironía y un humor delicioso. Estos dos bailarines que nos ha presentado Choy Ka Fai, nos parecen sacados de un documental y puestos sobre la escena; y así, han atravesado miles de años de historia humana en poco más de una hora y media de espectáculo, con la sencillez de quien tiene las preguntas adecuadas. Recuerdo entonces sin querer las palabras de los maestros: el arte europeo ha tenido que romper con su tradición para construir lo nuevo, en Asia lo nuevo se ha construido sobre la base de la tradición.
Así es como Surjit Nongmeikapam y Rianto se nos han mostrado, trayéndonos una tradición que pervive en sus cuerpos, aprovechando siglos de cultura para incorporarlos al lenguaje contemporáneo, enriqueciendo con una savia antigua lo que hoy es necesario decir en escena. He visto cuerpos formidables destripando tópicos, derribando mitos, pero sobre todo, construyendo puentes para nuevas miradas.
Todavía hoy me pregunto acerca del título; sin embargo intuyo cierta conexión con la delicadeza y la suavidad que subyacen en las tradiciones del cuerpo de las formas codificadas asiáticas; también una referencia a algo muy sólido que no puede ser desmantelado por la modernidad, sino que la alimenta y la hace potente, verdadera fuerza irreductible. Vuelven sin remedio los maestros a mi mente tras esta reflexión, esta vez es Katzuko Azuma, así que busco y cito:
“Mi maestro decía que debía encontrar mi propio punto de fuerza. Es como una bola de acero que está en el centro de un triángulo imaginario que tiene el vértice en el ano y la base en la pelvis, a la altura del ombligo. El actor/bailarín debe lograr apoyar su propio equilibrio en ese punto de fuerza. Si lo encuentra (es difícil, aún hoy no siempre lo encuentro), entonces todos sus movimientos adquieren fuerza. Pero esta fuerza no significa estar en tensión, no es violencia. Mi maestro decía que la bola de acero está envuelta en una capa de algodón, y luego de otra capa de algodón y así sucesivamente: que es en definitiva, algo blando que sólo en su centro profundo esconde algo duro. Así el movimiento del actor/bailarín puede ser lento y suave y ocultar su fuerza, como la pulpa de una fruta oculta su hueso.”